viernes, 23 de octubre de 2015

Elogio a la poesía


Es sorprendente y al mismo tiempo admirable, que en las circunstancias críticas que vive la sociedad venezolana, hoy estemos instalando el IV Festival de poesía que se ha venido realizando en Maracaibo desde hace cuatro años, de manera ininterrumpida, gracias al entusiasmo y al fervor por la cultura y la poesía de personas como Luis Perozo Cervantes que ha liderado esta hermosa fiesta de la poesía con el apoyo de instituciones como la Alcaldía de Maracaibo y de escritores y poetas que han respondido a la convocatoria con la alegría y la fe puestas en la magia de la palabra poética para expresar emociones, sentimientos, miedos y esperanzas.
Digo esperanzas porque por todas partes nos golpea la realidad de un país empobrecido, dramáticamente escindido en dos mitades en las que prevalece la incomprensión y la falta de tolerancia que han impedido un verdadero diálogo para el entendimiento y la reconciliación entre dirigentes del gobierno y de la oposición.
Vivimos angustiados por la crisis económica ya que sufrimos el empobrecimiento creciente de nuestra población. Hay un documento de suma importancia emanado de la Conferencia Episcopal Venezolana de enero de este año que se titula Renovación ética y espiritual frente a la crisis, en la que se dice, entre otras cosas, lo siguiente: Una deuda externa gigantesca, que hipoteca el futuro de los venezolanos, la inflación desbordada, la devaluación de nuestra moneda, el contrabando de extracción y el desabastecimiento de productos básicos han generado el empobrecimiento creciente de amplios sectores de la población, particularmente, los de menos recursos económicos. Esta crisis se acrecienta por la corrupción administrativa, el centralismo, el saqueo de las divisas del fisco, la reciente baja de los precios del petróleo, y por la ineficiencia de las medidas y planes que está aplicando el gobierno nacional para enfrentarla.
También nos encontramos en una situación de violencia social cada vez peor. El lenguaje ofensivo, la descalificación sistemática a toda opinión contraria, incitan al fanatismo y a la irracionalidad. La crisis de inseguridad pública es intolerable. A esto se suman graves problemas en el campo de la salud, la carencia de medicinas, insumos y equipos médicos en todo el país… esta grave crisis revela otra más profunda, la crisis moral de valores, actitudes, motivaciones y conductas.
Me he permitido hacer esta larga cita para presentar adecuadamente el escenario en el que vivimos hoy en Venezuela que hace difícil la realización de cualquier evento o proyecto cultural y educativo. Sin embargo, aquí estamos, concediéndole el puesto de honor a la poesía, esta actividad del espíritu que vence todas las barreras y dificultades. La palabra Poesía viene del término griego Poieo y del latino Poiesis que significa crear y especialmente crear con la palabra. María Zambrano escribe: Así el Poeta en su Poema crea una unidad con la palabra, esas palabras que tratan de apresar lo más tenue, lo más alado, lo más distinto de cada de cosa, de cada instante. (Zambrano: 2007).


La creación poética nace con el hombre. Se han hallado inscripciones jeroglíficas egipcias del año 2600 A.C. que se considera la primera manifestación poética de la que se tenga registro. En la antigüedad, la poesía tuvo un carácter ritual y comunitario. Después surgirán otros temas como el tiempo, las labores cotidianas y los juegos.
¿Por qué se escribe? ¿Para quién se escribe? ¿Para qué se escribe? Son las preguntas que hace tiempo planteó Jean Paul Sartre.
Cada escritor tiene sus propias respuestas. Unamuno decía escribo para no morir del todoy Ernesto Sábato, en los ensayos y novelas, transmuta todos sus traumas, obsesiones y miedos y expresa el deseo de trascendencia y de búsqueda de lo absoluto. Rafael Cadenas busca el misterio en lo cotidiano y asegura que la poesía es para una minoría. Ramón Palomares habla del sentimiento de la tierra y la magia de la palabra. Su obra transfigura el encuentro con los hombres, las voces, las vivencias y el tiempo de su tierra.
Cada biografía es diferente e igualmente interesante. Sábato era Doctor en física y matemáticas y después de escribir su primer libro de ensayos y su primera novela El túnel, ya supo que tenía que alejarse del mundo claro y preciso de la ciencia para seguir su destino, el del escritor atormentado y angustiado que se refugia en la literatura para liberarse de los traumas y los fantasmas que lo acechaban continuamente. Refleja en sus novelas el laberinto de su mundo interior en el que se hunde y se pierde sin encontrar la salida aunque en Sobre héroes y tumbas, hay un atisbo de esperanza de salvación en varias acciones que se suceden al final de la novela.
El psicoanálisis ha dado grandes aportes para explicar y clarificar el acto poético y escritores como García Márquez, han afirmado que leyó con pasión el Siglo de oro español y los historiales clínicos de Freud, afirmando que no conoce ningún escritor con tanta maestría para la descripción como Freud.
Muchos autores consideran la creación como un mecanismo de defensa, un medio a través del cual se sublimizan anhelos no realizados pero el psicoanálisis insiste en que el acto poético no sólo es la expresión de los aspectos psíquicos sanos que escaparon del proceso neurótico, sino que el escribir poesía es un acto de libertad, de liberación, de inhibiciones y temores.
Dice Freud (1908): A nosotros los legos, siempre nos intrigó poderosamente averiguar de dónde esa maravillosa personalidad, el poeta, toma sus materiales, y cómo logró conmovernos con ellos, provocar en nosotros unas excitaciones de las que quizás ni siquiera nos creíamos capaces.
Citamos de nuevo a Freud para tener más claves sobre la creación poética que todos sabemos, responde a un impulso inexplicable, a la necesidad perentoria que ciertamente sentimos en determinados momentos o circunstancias, de expresar con la palabra iluminada, emociones y sentimientos, miedos y temores que una vez expresados nos liberan y nos hace vislumbrar y sentir sensaciones de paz y de placer.
Dice Freud (1910): Es lícito decir que el dichoso nunca fantasea y sólo lo hace el insatisfecho. Deseos insatisfechos son las fuerzas pulsionales de las fantasías, y cada fantasía singular es un cumplimiento de deseo, una rectificación de la realidad. Freud en 1910 plantea, en el caso de Leonardo Da Vinci, que la represión sexual sobrevenida en su vida infantil, entre otras cosas, lo movió a sublimarla en un esfuerzo de saber, y estableció para el resto de su vida su inactividad sexual.
Si la sublimación parece explicar la creación poética, la aparición en la mente de imágenes y metáforas, asociaciones y símbolos, emergen de una manera automática del inconsciente. La poesía es capaz de revelar todo el mundo interior: angustias de muerte, recuerdos dolorosos, emociones diversas, reflexiones atormentadas, la voracidad del tiempo, el esfuerzo de vivir, etc., de una manera consciente o desde el pozo profundo del inconsciente.
La asociación libre es una estrategia para permitir que las fantasías inconscientes se abran paso a pesar de la defensa, de la represión.
Así pues, se puede concluir que en la sublimación está el origen de la creación poética y si la sublimación es la forma más acabada de los mecanismos de defensa, fácil es concluir que la creación es mecanismo de defensa pero también es liberación. A veces no hay defensa, se deja fluir las imágenes y las asociaciones que libremente brotan del inconsciente sin represión ni censura. Un sentimiento de libertad interna, un terreno libre de amenazas contra las cuales el Yo no tenga que detenerse (área de integración del Ello, Yo, Súper yo), una suspensión de todas las defensas es lo que permite al creador la cristalización de sus tendencias creativas, común a todos los seres humanos, en una determinada producción artística, científica (Valedón: 2002).
Si bien el psicoanálisis es un método viable y eficaz para explicar el acto creativo y desentrañar el significado de símbolos e imágenes que proveen los sueños nocturnos, hay sin embargo, otro camino del que emergen transfigurados los recuerdos y las vivencias. Son los sueños diurnos o momentos de ensoñación poética.
La naturaleza es como un libro abierto inagotable, un libro de la sabiduría o libro de las criaturas, que se presenta a los ojos del ser humano, en su majestuosa belleza y en la profundidad misteriosa del universo inalcanzable.
En todos los tiempos la naturaleza ha sido fuente de imágenes sensibles, de sensaciones únicas que luego el poeta, con el lenguaje, traduce en poesía. El Poeta es un hombre inspirado y en este sentido, es un vate, un adivino, un hagiógrafo, que escribe al dictado de una revelación o de una intuición intelectual.
Para Martin Heidegger la poesía es el lenguaje en plenitud que expresa la relación del hombre con la totalidad de lo real y es el espacio elegido por el Ser para revelarse. El poeta establece con la naturaleza una relación profunda partiendo de un asombro inicial que da paso a la ensoñación y que significa apertura al conocimiento y al Ser. Luego intenta la transposición de la imagen sensible al lenguaje, transformando esa recepción en creación. El libro de Gastón Bachelard, Poética de la ensoñación, trata abundantemente el tema de la contemplación poética. Bechelard ha puntualizado que la poesía no es un arte de representación sino de transfiguración de toda realidad objetiva en función de un encuentro con el Ser (Maturo, 2008).
No es fácil tratar de explicar lo inexplicable. La poesía como emanación del inconsciente o como producto de la ensoñación es misterio, es sentimiento, es pensamiento. Las imágenes brotan de un pozo profundo donde los recuerdos y la nostalgia dictan versos que sólo el poeta escucha. La infancia lejana aparece en retazos de caminos, en voces apagadas y distantes pero que iluminan el instante poético. El poeta es el visionario y el artífice que intenta con la palabra transmitir esas llamadas, esos encantamientos deslumbrantes del cosmos y del mundo interior del alma del poeta. Impresiones y recuerdos de infancia, dolores del sufrir humano, miedos a los pasos infinitos del tiempo amenazante, angustias, esperanzas y alegrías, todas tienen voces que el poeta escucha y transforma en poesía.
En 1896, le pidieron a un poeta alemán, llamado Hugo Von Hoffmansthal, que diera una conferencia sobre el acto creativo de la poesía, y dijo:
Me han invitado a venir para que les hable de un Poeta. Pero no puedo contarles nada que no puedan contarle sus poemas, ni sobre él, ni sobre otros poetas, ni sobre la poesía en sí. A quien menos debe preguntársele qué es el mar, es a los peces. Lo más que pueden decirnos es que no es de madera.
El poema que cito a continuación, aparece en mi libro En el corazón del vértigo y dice: 
 
Lejanas voces
En el campo de yerba
Entre mi corazón
Y el infinito.

En el que creo, se sintetiza lo que he querido decir con el misterio y lo inexplicable del acto creador.
La visión de un paisaje provoco una emoción de la que surgió la imagen que se convirtió en poema: 
 
Pinceladas de sombras
En el acantilado,
Olas moribundas
En el lienzo roto.


Un canto de luto
Baja de los cerros,
Sombras de la muerte
Caminan descalzas.
O como digo en este otro poema:
Vigilia de los astros,
Raíces de luna
En la simiente de la noche,
Cristal tallado por los días,
Penumbra de pájaros dormidos
En las aguas del origen.

Dice Graciela Maturo: El poeta es aquel sujeto especial que en medio del ruido mundano busca un apartamiento frecuente o temporario para ejercer una actividad de características singulares. Practica, en efecto, un cierto extrañamiento con relación a la habitualidad del vivir y el conocer, dejando de lado las rutinas mentales. Los poetas y teóricos de la vanguardia europea o americana hablaron de la desautomatización del pensamiento. Traspasando la superficial incorporación sensorial del entorno el poeta ejercita una mirada nueva. Su visión supera la inmediatez de lo vivido, su horizonte se amplía hacia la infinitud (Maturo, 2008).
Amanece y el paisaje inunda la mirada. El sol estalla en llamaradas que suspenden el alma en un sentimiento indescriptible. Pienso en Dios, en el milagro de la creación, en ese espejo de luz naciente en el que me hundo en un ensimismamiento mágico, en un placer imprevisto y cuando el rojo ardiente y el amarillo intenso van desapareciendo y el viento de los árboles calma mi espíritu en éxtasis, es el momento en que escribo este poema:

De nuevo la agonía
De la llama enloquecida,
Las palabras se confunden
Y en la penumbra del alba
Como una sombra me alejo,
Herida de silencio.


En el poema del libro Hojas de Hierba del poeta norteamericano Walt Whitmann que se titula: Juventud, Día, Ancianidad y Noche, él dice:

Juventud amplia, lozana, tierna; juventud llena de gracia, fuerza, fascinación,
¿Sabes que la ancianidad podría venir detrás de ti con la misma gracia,
fuerza y fascinación?
Día florido y espléndido-día del sol inmenso, la acción, la ambición.
La risa.
La Noche te sigue de cerca, con millones de soles, y sueño y oscuridad
reconfortante.

Son los versos que nos hablan de las etapas de la vida con entusiasmo, con alegría, sin angustia ni desesperación ante la Noche que amenaza. El tema de la finitud agobia y asusta y cada poeta, según su estilo, alguna vez lo aborda en versos de mayor o menor tragicidad, con mayor o menor reflexión. Recordemos ahora los versos de Rubén Darío en Lo Fatal cuando dice:

Dichoso el árbol que es apenas sensitivo,
Y más la piedra dura, porque ésta ya no siente,
Pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo
Ni mayor pesadumbre que la vida consciente.


Ser, y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
Y el temor de haber sido, y un futuro terror...
Y el espanto seguro de estar mañana muerto,
Y sufrir por la vida y por la sombra y por


Lo que no conocemos y apenas sospechamos,
Y la carne que tienta con sus frescos racimos
Y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,
¡ y no saber adónde vamos,
Ni de donde venimos…!

Son dos biografías y dos maneras diferentes de enfrentar el destino trágico de la vida. La poesía es ocultamiento y es revelación, es ausencia y presencia. El lector sabrá entender lo que el poeta expresa a través de un lenguaje que unas veces puede ser hermético, con sombras y laberintos en los que se puede perder; en otros casos el poeta se revela con más sencillez, prescindiendo de artificios y de adornos innecesarios. Es la poesía desnuda en la que muchos poetas se han empeñado como Juan Ramón Jiménez o Rafael Cadenas, solo para citar algunos. La literatura se nutre de la realidad, de hechos vividos y de hechos imaginarios; las imágenes de la poesía pueden surgir de los túneles de la memoria, de la ensoñación ante la belleza natural, de la reflexión filosófica, de emociones diversas, del amor y del dolor. A través del tiempo la poesía ha sido etiquetada de diversas maneras. La poesía amorosa de tipo religioso y profano fue en los primeros tiempos de la Humanidad, pero la poesía ha sido siempre fuente de placer y de entusiasmo para el lector sensible que sabe reconocer la nueva mirada con que el poeta nos acerca a la realidad desde la más sublime hasta la más prosaica y cotidiana. Es el saber decir, es el juego de palabras sugerentes y capaces de crear un ritmo y una musicalidad esenciales, el ritmo interior, la cadencia y la armonía. La poesía puede ser explícita como un cuadro hiperrealista pero puede ser sugerencia, poblada de símbolos y metáforas y de otros recursos lingüísticos. A veces la poesía es revelación y otras veces es silencio. El lugar propio, natural de la palabra poética es el silencio y su aparición es una ascensión del silencio profundo al de arriba. Recordemos a Bécquer que para definir la poesía hablaba de múltiples imágenes apretujadas que luchaban por hacerse visibles, para tomar cuerpo.
En cada época ha predominado una forma de escribir, un estilo, una concepción del acto creador que ha recibido diversas denominaciones como estilo clásico, renacentista, barroco, realista y naturalista, neoclásico y romántico, surrealista e impresionista. El modernismo fue un movimiento liberador y el surrealismo fue un movimiento subversivo; luego la poesía ha seguido su camino de búsquedas, de decires comprometidos con la vida y con el mundo siendo lo que siempre ha sido un ascenso a lo sublime, un intento de decir lo inefable, de nombrar lo innombrable con el recurso del lenguaje y la imaginación creadora. El poeta crea mundos, realidades diferentes y trasciende lo inmediato y lo cotidiano poetizando el vivir y soñando el futuro.
La poesía es infancia y pasado. En todos los poetas, así como en todos los seres humanos, la infancia ha sido determinante y un factor singular que determina o influye de manera decisiva en la futura personalidad del individuo. Recuerdos amargos de la infancia, maltratos y sufrimientos pueden provocar traumas y desequilibrios posteriores. Momentos felices de la infancia iluminan versos de muchos poetas.
Yo encontraba momentos placenteros en mi infancia viendo caer la lluvia y oyendo el sonido del agua en el techo de mi casa andina. Las montañas cubiertas de neblina en las mañanas frías de Diciembre me parecían castillos encantados poblados de reyes y princesas y las muñecas tenían vida propia y con ellas me sumergía en sueños sin fin. No escribía pero inventaba relatos que tenían un auditorio garantizado todos los días, cuando salía de la escuela, al reunirme con un grupo de compañeras en la casa de una de las amigas. Escuchaban cuentos de aventuras, de viajes imaginarios por países exóticos llenos de nieve o poblados de indómitas selvas. Desiertos, montañas, noches de luna amenazadas por vampiros, todo cabía en aquellos cuentos de mi niñez.
Al estudiar Bachillerato comencé a conocer los nombres de escritores importantes y a leer novelas y poesía. Mi madre era una gran lectora y había comprado una colección de libros de autores venezolanos que yo también leía. Más adelante en la Escuela de Letras tuve excelentes profesores y amplié significativamente el conocimiento de la literatura. Con la lectura de los poetas del siglo de oro español me fui entusiasmando cada vez más pero no podría decir que fue sólo con ellos. La poesía de la Generación del 98 y del 27 español me resulta imprescindible. Pero es que en esos años descubrí y leí tantos autores y poetas nacionales y extranjeros y de diferentes movimientos literarios que me llené de poesía y empecé a escribir sólo para mí.
En los años felices de estudiante universitaria el amor desplegó todos sus hilos y Ángel y yo, desde entonces, hemos continuado tejiendo nuestra vida con hijos y nietos y poemas.
Escuché las voces de la memoria y recuperé a mis padres, a mi familia, a mi casa de la infancia, a la maternidad sagrada a través del lenguaje poético.
El tiempo transcurre como un río indetenible. Los sucesos ocurren unos tras otros. Alegrías y dolores van de la mano y la vida siempre está aquí paraqué sigamos descubriendo la belleza de la Naturaleza, la grandeza del Universo, celebrando el nacimiento de una idea y de un nuevo conocimiento, disfrutando de las maravillas de un nuevo amanecer sin perder la esperanza en un mundo más justo , más fraterno y más hermoso.
La poesía es un misterio que nace del misterio de la propia vida que está hecha de vigilias, sueños, deseos e infortunios; de allí que Borges dijera, de la desdicha de mi vida nace la fortuna de mi escritura. El poeta es asumido de muchas maneras, inspirado por las Musas, demiurgo o intermediario entre los Dioses y los hombres, creador de mundos escindidos entre el cielo y el infierno, en fin, la poesía es misterio del misterio, ciencia inútil pero imprescindible para seguir viviendo y soñando. Por eso recordemos el concepto de cultura que dice que cuando nada quede lo único que quedará es lo que el ser humano haya creado: obras de arte, ciencia, arquitectura, poesía.
Estamos brindando, en este Festival, un homenaje a la poesía y a los poetas de todos los tiempos y lugares. La vida nos interpela continuamente y nos pide que seamos seres comprometidos para trabajar por un mundo mejor. La poesía es nuestro camino donde confiamos labrar un mensaje de amor y fraternidad y donde la belleza de la palabra y del sueño poético regocijen el espíritu y aviven la esperanza.
La poesía genera un sentimiento inexplicable de tristeza y de alegría. Una música tenue, de queda melodía nos sumerge en una atmosfera de silencio y soledad, en una melancolía de sombras, cuando leemos los versos de César Vallejo de su poema Agape:

Hoy no ha venido nadie a preguntar;
Ni me han pedido en esta tarde nada.
No he visto ni una flor de cementerio
En tan alegre procesión de luces.
Perdóname, Señor: que poco he muerto!


En esta tarde todos, todos pasan
Sin preguntarme ni pedirme nada.


Y no se que se olvidan y se queda
Mal en mis manos, como cosa ajena.


He salido a la puerta,
Y me da gana de gritar a todos:
Si echan de menos algo, aquí se queda!


Porque en todas las tardes de esta vida,
Yo no sé con que puertas dan a un rostro,
Y algo ajeno se toma el alma mía.


Hoy no ha venido nadie:
Y hoy he muerto que poco en esta tarde!






Lilia Boscán de Lombardi



Bibliografía


Boscán de Lombardi, Lilia: “En el Corazón del Vértigo”. Colección El Aleph. Ediciones Astrodata, 2008.
Freud. Sigmund: “Psicoanálisis del Arte”. Alianza Editorial. Madrid, 1970.
Freud. Sigmund: “El creador Literario y el Fantaseo” en Obras Completas. Amorrortu. Buenos Aires, 1908.
Freud. Sigmund: “Un Recuerdo Infantil de Leonardo Da Vinci” en Obras Completas. Amorrortu. Buenos Aires, 1910.
Maturo. Graciela: “Los Trabajos de Orfeo, Experiencia y Lenguaje de la Poesía”. Editorial del Universidad Nacional de Cuyo, Argentina, 2008.
Rubén Darío: “Poesías Completas”. Editorial Aguilar. Madrid, 1961.
Valedon, Carlos: “Psicoanálisis y Creación Literaria. Lugar de Encuentros. Editorial Texto, Caracas, 2002.
Vallejo Cesar: “Los Heraldos Negros”. Editorial Losada. Buenos Aires, 1966.
Whitmann, Walt: “Poesía Completa”. Editorial Libros Rio Nuevo. Barcelona, España, 1980.