domingo, 14 de septiembre de 2014

José Antonio Castro, Amigo Poeta


Una larga amistad nos une a Ángel y a mi familia con el Profesor y Poeta José Antonio Castro y con Lolita y sus hijos Dina y Daniel. Una larga amistad que se remonta a los lejanos años 60 en los que realicé mis estudios universitarios en la Escuela de Letras que funcionaba en el Centro Vocacional Octavio Hernández en la avenida El Milagro.
Era una escuela pequeña, con pocos alumnos y excelentes profesores como el profesor José Antonio Castro, Agustín Millares Carlo, el profesor Carlos Sánchez Díaz, el profesor José Pascual Buxo, el profesor Adolfo García Díaz, el profesor Lino Vas Araujo etc. El profesor José Antonio Castro nos daba Literatura Venezolana e Hispanoamericana y Corrientes Literarias Contemporáneas. Eran todos brillantes profesores y con el profesor Castro nos internamos en el conocimiento de la Literatura Venezolana desde sus albores hasta las últimas manifestaciones literarias de esos años. En la calidez de su decir suave y pausado, disfrutamos del análisis de importantes autores de la literatura Contemporánea y Universal. Algunas veces asistían como oyentes Lolita y también Ángel. Sin querer ponerme nostálgica, recuerdo con alegría esos años de estudiante universitaria en la que se vivieron experiencias difíciles de olvidar. Leíamos mucho y escribíamos, no solo los trabajos que se nos encargaba realizar sino relatos y poesía que algunos se atrevían a mostrar y publicar. El ambiente de la escuela de Letras propiciaba ese espíritu creador en la mayoría de los estudiantes. Algunos de los profesores también eran poetas como el profesor Castro que publicó, en el año 1963, su primer libro, “Las Manos” que según Lubio Cardozo es “una perfecta alegoría de la vida cotidiana de su tiempo”.
Vale la pena recordar el poema “La mano sin existencia”:
La mano se acomodó como un cuello de camisa a mi garganta y apretó. Yo no la podía ver, pero sentía la presión de sus dedos y de su palma.
La tomé con mis manos y trate de sacudirla, pero seguía adherida con fuerza de hombre grande.
Fue entonces cuando pensé que moriría irremediablemente.
Y fue en ese momento cuando yo me acordé que esa mano solitaria y fuerte como un tren no tenía una existencia real, sino que venía del fondo del recuerdo, de mi niñez, de aquel famoso cuento de “la mano asesina”.
Sentí el cuello libre otra vez de aquella mano y mis venas palpitaron de nuevo con soltura.
Permanecí de pie, meditando sobre la existencia.
Nótese en este poema y en muchos de este primer libro, el tono narrativo y descriptivo que predomina.
El segundo libro de poemas “Álbum para delincuentes” fue publicado en 1966 y manifiesta un estilo diferente al del primer poemario, mostrando una relación con el escenario político del momento: los partidos de izquierda, la guerrilla, la rebeldía, la lucha por la libertad. Predomina la irreverencia, la rebeldía, el desacato. Recuérdese su poema “Confección de una bomba casera”:
Para confeccionar una bomba casera hay que seguir con precisión las instrucciones, los libretos magníficos donde se habla sin rubor de poesía; hay que consultar a la madre, porque ella sabe bien los ingredientes para que nada falte, para que la esperada bomba tenga las coloraciones necesarias y el sabor mortuorio. Las mujeres que aman pueden meter la mano en el asunto pues hay un elemento indispensable en su confección, un elemento sin el cual no volarían las cabezas odiadas, las ventanas odiadas, los automóviles odiados”.
En 1967 publica “Humano todavía”, libro de desesperanza y de la nostalgia de vivir. Es el libro de la resurrección del poeta a través del amor a la mujer.
En 1973, aparece “La Bárbara Memoria” donde continúa la temática del amor expresada en bellas imágenes y metáforas de delicado lirismo: “Cuando el silencio encalló en medio de tus bosques y la brisa persistió en tus palabras, entonces tomé valor para atravesar el laberinto de tus calles”.
Hiponángela” fue publicada 1978. En los versos de este libro se desliza una mujer mítica, mágica, hermosa en su tristeza y soledad “con su vestido negro y con el fagot rojo entre sus manos” como dice el poeta en el poema “Este día es muy bueno para morir en una carretera”:
Este día es muy bueno para morir en carretera
o para ir a la playa y tomar cerveza,
este día así nublado y con vientos del noroeste
es un buen día, a pesar de todo,
y es bueno para subirse a la copa de un árbol
o para ver a Hiponángela
sentada con su vestido negro
y con el fagot rojo entre sus manos.
Este día es bueno para morir
y no importa que vayas a combatir a tus diablos
con la música y la cerveza
pues de todos modos nada quedará,
ni los besos ni los licores,
sino ella,
Hipoángela,
tejiendo voluptuosa sus destinos”.

Poemas del desierto” fue publicado en 1986. En este libro el poeta rinde tributo al hombre de la Goajira y a su entorno geográfico.
Mapire” es de 1998. Contiene hermosos poemas existenciales del viajero que preserva la memoria en unos versos sin los cuales no podría andar por el camino.
Rendirle un homenaje al profesor José Antonio Castro es rendirle un homenaje a la Poesía que según la escritora y poeta Argentina Graciela Maturo: “Debe tenerse en cuenta que, antes o simultáneamente con el acto de su expresión por la palabra, la poesía es experiencia contemplativa y reflexiva, acto de la conciencia hacía su entorno y hacía sí”.
La extraordinaria sensibilidad del poeta Castro no solo se manifiesta en la creación de sus siete libros de poemas, sin contar los aún inéditos, sino también la escritura de ensayos como “Narrativa, Modernista y Concepción del Mundo” (1973); “El Proceso Creador” (1975); “Ocultación y Revelación” (1986). Fue ganador del concurso de cuentos del diario el Nacional y se ha interesado siempre por promover el conocimiento de la literatura, el arte y la cultura en general desde las aulas de clases y desde el centro de estudios literarios que él fundó y que después se convirtió en el Instituto de Estudios Literarios de la Escuela de Letras de la Universidad del Zulia. Fue director de la Escuela de Letras y desde allí fue un importante organizador, apoyo y estímulo de eventos literarios que permitían la difusión de la obra de jóvenes creadores y de otros escritores ya consagrados. Por su iniciativa, acudían a la escuela de letras profesores invitados de otras universidades y fue un importante motor en la realización de los Simposios de docentes e investigadores de la literatura Venezolana. El profesor Castro también fue fundador de la prestigiosa revista de Literatura Hispanoamericana de la Escuela de Letras.
La cultura, imaginación y sensibilidad del profesor José Antonio Castro lo convierten en una figura esencial en el panorama de la literatura Venezolana; este homenaje que hoy se le rinde en el marco del III Encuentro de Poesía, nos permite hablar con entusiasmo y emoción de una persona, en la que, a través de los años, hemos admirado su extraordinaria sencillez, el espíritu solidario que siempre ha mostrado ante los demás, su sensibilidad social y amor por el arte, la literatura y la cultura en general. El destino quiso que se cruzara con la doctora Lolita Aniyar para que se despertara el gran amor que hoy y siempre los ha unido.
El cariño y la admiración que le tuve al profesor Castro en mis años de estudiante de Letras se ha mantenido y consolidado en una auténtica amistad y son recuerdos imborrables, no solo las hermosas clases donde analizábamos a “Ídolos Rotos” de Manuel Díaz Rodríguez o “Azul” de Rubén Darío, las novelas de Kafka, la Beatgneration, Camús, los Surrealistas etc., sino las agradables reuniones en nuestras respetivas casas de habitación.
La palabra resplandece y traza caminos deslumbrantes en las hermosas imágenes del poema 2 de la “Bárbara Memoria”: “Eres la mujer amante de los peces, eres también un corazón de corza, y eres selva y río y remanso, eres el amor que sacude la pereza del habitante, y eres el rostro de la voz y la cabaña para descansar del trajín de la vida”.
José Antonio Castro es Amor y Poesía y con esto termino de expresar un poco de lo mucho que puede decirse de la figura trascendente de este extraordinario poeta.