martes, 7 de febrero de 2012

Muerte y escritura

Cada día se anunciaba la muerte, cada día lo amenazaba, cada día él moría un poco más y la impaciencia aumentaba. La veía venir tan lentamente que se desesperaba, sobre todo, porque con completa lucidez, percibía que se iba deteriorando física y psíquicamente a medida que transcurría el tiempo. Entonces planificó el fin para evitar el hospital, el dolor y el tormento creciente de la soledad y la nostalgia. En los últimos días antes de su muerte, el escritor húngaro Sándor Márai, escribió en la última página de su libro “DIARIOS 1984-1989”, la siguiente declaración: “Estoy esperando el llamamiento a filas; no me doy prisa, pero tampoco quiero aplazar nada por culpa de mis dudas. Ha llegado la hora.”
Sándor Márai nació en 1900 en Kassa, Hungría, pero cuando el régimen comunista llegó a su país de origen, lo abandonó en 1948 y emigró a Europa y EEUU donde vivió el resto de su vida. En el exilio escribió cinco de los seis tomos de sus diarios. El último lo redactó entre 1984 y 1989, el año de su muerte. Estos Diarios constituyen un relato estremecedor de los últimos años del autor donde va relatando los signos evidentes de la vejez, el deterioro físico suyo y el de su esposa, el dolor por la muerte de ella, la soledad, la nostalgia. Las páginas que dedica a consignar la situación del declive vital de su querida Lola son estremecedoras y conmovedoras. Es el relato del fin de una historia de amor que duró 62 años. Compartieron sufrimientos, esperanzas, la pérdida de su único hijo, que apenas vivió un mes, la ilusión que los llevó a adoptar a otro niño, el dolor del exilio en el que sufrieron la ausencia de la tierra natal: “Mi hermosa patria, la lengua húngara. Ojalá pudiera retenerla hasta el último momento”. El exilio es una dura experiencia al tener que dejar atrás todo lo querido, la vida empieza recorrer otro camino incierto y difícil. Pero ellos estuvieron juntos apoyándose mutuamente en el amor que siempre los unió. Ella era inteligente y bella, “sigue siendo guapa a los ochenta y siete años como lo fue de joven; de otro modo, pero sigue siendo guapa”….. “la belleza del óbito es mas convincente que la de la juventud, es la belleza victoriosa de la plenitud femenina”. Compartieron alegrías, satisfacciones y angustias. Fue su eterna compañera, su confidente, su refugio, su amada inmortal, de allí el deseo de morir juntos: “Morir juntos sería un gran regalo… Irnos juntos, sin dolor, es mi última esperanza… La gran prueba de la vida no es la muerte sino el morir” Tanto amor y tanto dolor al ver como se iba apagando, “su conciencia apenas parpadea”. El terrible dolor de la muerte de su esposa lo sumerge en el vacío, en la indiferencia. Comprueba lo que ya sabía, que sin ella “nada tendrá sentido”. Hundido en la soledad aún le tocará sufrir otras muertes, la de sus hermanos y la del hijo adoptivo. Sandor Marai es un poeta y un filósofo. En estos Diarios son muchas las reflexiones en torno a la vida y la muerte, concluyendo que “El único misterio humano es el de la muerte. La muerte es misterio y realidad a la vez” pero la muerte no le inquieta, le inquieta el morir: “Quietud si pienso en la muerte, inquietud si pienso en el morir”. …” Nacer no es una experiencia porque es accidental. La muerte si constituye una experiencia, puesto que nos sobreviene contra nuestra voluntad”….”la proximidad de la muerte confiere a la conciencia mas fuerzas que desánimo”.
Sandor Marai no era un hombre creyente en Dios, pero se enfada con El cuando muere su esposa y aunque afirmara “ No hay palabras, ni sentimientos, ni rencor, venimos de la Nada y desaparecemos en la Nada,” sin embrago dice:” Hay momentos en que me siento arrebatado por una rabia e ira irracionales, enfadado con Dios (si existe) porque ha sido implacable y ha tolerado que ella sufriera” o cuando dice “Enfurecido con Dios (si existe) porque tampoco la asistió, y enfurecido con Dios (si no existe) porque no existe cuando se necesita su intervención. Enfurecido con la gente porque no la ayudó. Enfurecido conmigo mismo porque no fui capaz de hacer algo más. Enfurecido con ella porque murió.”
Sandor Marai es un escritor fecundo que escribió numerosas novelas como El último encuentro, Divorcio en Buda, La amante de Bolzano, solo para citar algunas, donde refleja el profundo conocimiento del ser humano, su conflictividad, sus pasiones así como el conocimiento de la realidad histórica de su época. La literatura es la gran pasión escribiendo en sus libros sus ideas sobre todo lo que le interesa. Dice que” la poesía se halla en la materia del mundo, en todos sus prodigios, como la estatua en el mármol, solo falta revelar la forma.”
En estos Diarios son constantes las referencias a libros, las afirmaciones sobre política y las reflexiones filosóficas en torno a la vida y la muerte:”somos coetáneos del tiempo que nos toca vivir”. A pesar de las limitaciones de salud, afirma que todas las noches lee media hora de poesía todos los días , sobre todo poetas húngaros antiguos y modernos, pero a medida que pasa el tiempo y que el deterioro se hace mas presente, va leyendo menos y la amargura va aumentando hasta abominar de la literatura que fue su gran pasión. “La idea de la literatura me hastía. Las palabras no sirven más que para ocultar la realidad, no para revelarla. La realidad es otra cosa. A veces vislumbro el nihil. Pero al mismo tiempo, siento nostalgia por lo maravillosa que era la “literatura”, la otra, la verdadera, cargada de electricidad como las estrellas, como Hansel y Gretel”. Asegura que el hombre es capaz de todo tipo de maldades pero que los instantes que lo salvan corresponden a los momentos en que siente compasión porque” la compasión no exige correspondencia, no juzga. Es sencillamente piadosa, incondicional, momentánea, aunque quien la reciba no la merezca, y el placer, el físico, esa llama que consume todo egoísmo. Y el otro, el placer máximo del arte, del espíritu, de la música. El resto es mera zoología.”(3) Estos textos finales recogen todo lo que hace, lee y escribe en los últimos años. Se mezclan los recuerdos personales, con comentarios sobre autores, artículos, reflexiones diversas pero lo mas sorprendente es la forma en que se enfrenta con toda lucidez a describir los signos del deterioro que ocasiona la vejez y el proceso de la enfermedad y los momentos finales de su esposa .Es un libro conmovedor y profundamente humano; nos enfrenta a la realidad de la vejez y la muerte en una especie de monólogo en que descubre todos sus sentimientos mas profundos. De la vejez dice “Ha llegado el tiempo de las privaciones, cuando uno lo deja todo sin sentir la pérdida”….Todavía no saben que el viejo prefiere la soledad porque es lo único que no le aburre”. Cuarenta y dos años estuvo en el exilio. “En estos cuarenta años hemos estado en Ginebra, Nápoles, Nueva York, Salerno, San Diego. Lola y Janós se han ido, al igual que mis amigos y compañeros de carrera. Estoy totalmente solo…… Ya no leo libros nuevos. La memoria me falla: los recuerdos más lejanos son extraordinariamente vívidos; en cambio, a veces no consigo acordarme de qué ha pasado hace cinco minutos. No protesto por la muerte, pero no deseo nada morir”. Consciente de la proximidad del fin, lo apresura quitándose la vida con un disparo en 1989 en San Diego, California, pocos meses antes de la caída del Muro de Berlín. Sandor Marai es un escritor extraordinario que invita a escuchar en sus libros, la voz de sus ideas.