jueves, 5 de diciembre de 2013

Las Trampas Del Amor


El libro se trata de una selección de veintiséis trabajos críticos, básicamente referidos al campo literario
Gustavo Luis Carrera
La crítica documental, indagadora, asentada en fuentes comprobadas, desarrollada en función de un aparato metodológico y transparente en sus asideros teóricos, es la que me he permitido llamar la crítica universitaria.
Transcendental desarrollo de ella se ha manifestado en los imponderables Simposios de Docentes e Investigadores de la Literatura Venezolana.
Precisamente, en el ámbito estimulante y proteico de esos Simposios tuve la satisfacción de conocer a la escritora y profesora Zuliana Lilia Boscán de Lombardi. No necesité de mucho tiempo para advertir en sus trabajos analíticos la profundidad y el rigor que yo, entonces algo así como propagandista de la crítica universitaria, ansiaba compartir como doctrina con mis esforzados colegas de nuevo espíritu.
Todo lo anterior me conduce a afirmar, de entrada, que no me extraña la calificación profesional de alto vuelo que denota el libro Las trampas del amor y otros ensayos, de Lilia Boscán de Lombardi; publicado, en la colección El nombre Secreto, de las ediciones de la Universidad Católica Cecilio Acosta (Maracaibo, 2006). Se trata de una selección de veintiséis trabajos críticos, básicamente referidos al campo literario; aunque a veces deriva la autora hacia territorios culturales y anímicos -pero con el soporte de una tradición narrativa-, como es el caso del revelador texto, intensamente emotivo y particularmente tejido en elegante estilo, titulado “El pueblo wayúu; entre el mito y la leyenda”. La aproximación a la producción poética de María Calcaño (“La poesía de María Calcaño”) ostenta señales definidoras de la esencia de esta poeta zuliana verdaderamente singular; en especial su naturaleza sensible, erótica. Es patente la serenidad analítica con la cual la escritora se adentra en el pensamiento, siempre fértil, de Mario Briceño-Iragorry (“Briceño-Iragorry, un trujillano ilustre”). Sintonía analítica particular revela la aproximación a Andrés Bello (“El exilio poético de bello”). Si atendemos a lo cuantitativo, en este libro capítulo aparte representa la vasta figura de Miguel Otero Silva; ya que a su obra se refieren dos ensayos. Mención especial merecen los textos más hermosos del libro, los dedicados a Cervantes y al Quijote (“El sueño de Don Quijote”, “Visiones y encantamientos en la cueva de Montesinos”). Resulta evidente el esfuerzo interpretativo que significa destacar, sustentar y promover algún nuevo enfoque sobre el libro más comentado de la lengua española.
Y así podría continuar la fecunda pesca analítica en aguas profundas. Pero baste con rematar con las palabras del epílogo construido por el sutil escritor Enrique Arenas:
Se intenta, en este libro, la revelación, la visión de un universo generalmente mítico, místico, simbólico o metafísico”; todo ello, podemos agregar, con demostración ostensible de una combatiente vocación analítica. Al final, nos queda el sabor incomparable de ratificar, en la distancia, la existencia de un espíritu afín, de una profesional rigurosa, de una notable creadora de crítica universitaria reveladora, elegante y sugerente. ¡Albricias!
*Válvula: “Fuerza es reconocer que la crítica y el ensayo son, junto a la poesía y a la narrativa, el tercer punto de apoyo del triángulo de la creación literaria”