Es
sorprendente y al mismo tiempo admirable, que en las circunstancias
críticas que vive la sociedad venezolana, hoy estemos instalando el
IV Festival de poesía que se ha venido realizando en Maracaibo desde
hace cuatro años, de manera ininterrumpida, gracias al entusiasmo y
al fervor por la cultura y la poesía de personas como Luis Perozo
Cervantes que ha liderado esta hermosa fiesta de la poesía con el
apoyo de instituciones como la Alcaldía de Maracaibo y de escritores
y poetas que han respondido a la convocatoria con la alegría y la fe
puestas en la magia de la palabra poética para expresar emociones,
sentimientos, miedos y esperanzas.
Digo
esperanzas porque por todas partes nos golpea la realidad de un país
empobrecido, dramáticamente escindido en dos mitades en las que
prevalece la incomprensión y la falta de tolerancia que han impedido
un verdadero diálogo para el entendimiento y la reconciliación
entre dirigentes del gobierno y de la oposición.
Vivimos
angustiados por la crisis económica ya que sufrimos el
empobrecimiento creciente de nuestra población. Hay un documento de
suma importancia emanado de la Conferencia Episcopal Venezolana de
enero de este año que se titula
Renovación ética y espiritual frente a la crisis, en
la que se dice, entre otras cosas, lo siguiente:
Una deuda externa gigantesca, que hipoteca el futuro de los
venezolanos, la inflación desbordada, la devaluación de nuestra
moneda, el contrabando de extracción y el desabastecimiento de
productos básicos han generado el empobrecimiento creciente de
amplios sectores de la población, particularmente, los de menos
recursos económicos. Esta crisis se acrecienta por la corrupción
administrativa, el centralismo, el saqueo de las divisas del fisco,
la reciente baja de los precios del petróleo, y por la ineficiencia
de las medidas y planes que está aplicando el gobierno nacional para
enfrentarla.
También
nos encontramos en una situación de violencia social cada vez peor.
El lenguaje ofensivo, la descalificación sistemática a toda opinión
contraria, incitan al fanatismo y a la irracionalidad. La crisis de
inseguridad pública es intolerable. A esto se suman graves problemas
en el campo de la salud, la carencia de medicinas, insumos y equipos
médicos en todo el país… esta grave crisis revela otra más
profunda, la crisis moral de valores, actitudes, motivaciones y
conductas.
Me
he permitido hacer esta larga cita para presentar adecuadamente el
escenario en el que vivimos hoy en Venezuela que hace difícil la
realización de cualquier evento o proyecto cultural y educativo. Sin
embargo, aquí estamos, concediéndole el puesto de honor a la
poesía, esta actividad del espíritu que vence todas las barreras y
dificultades. La palabra Poesía viene del término griego Poieo y
del latino Poiesis que significa crear y especialmente crear con la
palabra. María Zambrano escribe: Así
el Poeta en su Poema crea una unidad con la palabra, esas palabras
que tratan de apresar lo más tenue, lo más alado, lo más distinto
de cada de cosa, de cada instante. (Zambrano:
2007).
La
creación poética nace con el hombre. Se han hallado inscripciones
jeroglíficas egipcias del año 2600 A.C. que se considera la primera
manifestación poética de la que se tenga registro. En la
antigüedad, la poesía tuvo un carácter ritual y comunitario.
Después surgirán otros temas como el tiempo, las labores cotidianas
y los juegos.
¿Por
qué se escribe? ¿Para quién se escribe? ¿Para qué se escribe?
Son las preguntas que hace tiempo planteó Jean Paul Sartre.
Cada
escritor tiene sus propias respuestas. Unamuno decía escribo
para no morir del todoy
Ernesto Sábato, en los ensayos y novelas, transmuta todos sus
traumas, obsesiones y miedos y expresa el deseo de trascendencia y de
búsqueda de lo absoluto. Rafael Cadenas busca el misterio en lo
cotidiano y asegura que la poesía es para una minoría. Ramón
Palomares habla del sentimiento de la tierra y la magia de la
palabra. Su obra transfigura el encuentro con los hombres, las voces,
las vivencias y el tiempo de su tierra.
Cada
biografía es diferente e igualmente interesante. Sábato era Doctor
en física y matemáticas y después de escribir su primer libro de
ensayos y su primera novela El
túnel,
ya supo que tenía que alejarse del mundo claro y preciso de la
ciencia para seguir su destino, el del escritor atormentado y
angustiado que se refugia en la literatura para liberarse de los
traumas y los fantasmas que lo acechaban continuamente. Refleja en
sus novelas el laberinto de su mundo interior en el que se hunde y se
pierde sin encontrar la salida aunque en Sobre
héroes y tumbas,
hay un atisbo de esperanza de salvación en varias acciones que se
suceden al final de la novela.
El
psicoanálisis ha dado grandes aportes para explicar y clarificar el
acto poético y escritores como García Márquez, han afirmado que
leyó con pasión el Siglo de oro español y los historiales clínicos
de Freud, afirmando que no conoce ningún escritor con tanta maestría
para la descripción como Freud.
Muchos
autores consideran la creación como un mecanismo de defensa, un
medio a través del cual se sublimizan anhelos no realizados pero el
psicoanálisis insiste en que el acto poético no sólo es la
expresión de los aspectos psíquicos sanos que escaparon del proceso
neurótico, sino que el escribir poesía es un acto de libertad, de
liberación, de inhibiciones y temores.
Dice
Freud (1908): A
nosotros los legos, siempre nos intrigó poderosamente averiguar de
dónde esa maravillosa personalidad, el poeta, toma sus materiales, y
cómo logró conmovernos con ellos, provocar en nosotros unas
excitaciones de las que quizás ni siquiera nos creíamos capaces.
Citamos
de nuevo a Freud para tener más claves sobre la creación poética
que todos sabemos, responde a un impulso inexplicable, a la necesidad
perentoria que ciertamente sentimos en determinados momentos o
circunstancias, de expresar con la palabra iluminada, emociones y
sentimientos, miedos y temores que una vez expresados nos liberan y
nos hace vislumbrar y sentir sensaciones de paz y de placer.
Dice
Freud (1910): Es
lícito decir que el dichoso nunca fantasea y sólo lo hace el
insatisfecho. Deseos insatisfechos son las fuerzas pulsionales de las
fantasías, y cada fantasía singular es un cumplimiento de deseo,
una rectificación de la realidad.
Freud en 1910 plantea, en el caso de Leonardo Da Vinci, que
la represión sexual sobrevenida en su vida infantil, entre otras
cosas, lo movió a sublimarla en un esfuerzo de saber, y estableció
para el resto de su vida su inactividad sexual.
Si
la sublimación parece explicar la creación poética, la aparición
en la mente de imágenes y metáforas, asociaciones y símbolos,
emergen de una manera automática del inconsciente. La poesía es
capaz de revelar todo el mundo interior: angustias de muerte,
recuerdos dolorosos, emociones diversas, reflexiones atormentadas, la
voracidad del tiempo, el esfuerzo de vivir, etc., de una manera
consciente o desde el pozo profundo del inconsciente.
La
asociación libre es una estrategia para permitir que las fantasías
inconscientes se abran paso a pesar de la defensa, de la represión.
Así
pues, se puede concluir que en la sublimación está el origen de la
creación poética y si la sublimación es la forma más acabada de
los mecanismos de defensa, fácil es concluir que la creación es
mecanismo de defensa pero también es liberación. A veces no hay
defensa, se deja fluir las imágenes y las asociaciones que
libremente brotan del inconsciente sin represión ni censura. Un
sentimiento de libertad interna, un terreno libre de amenazas contra
las cuales el Yo no tenga que detenerse (área de integración del
Ello, Yo, Súper yo), una suspensión de todas las defensas es lo que
permite al creador la cristalización de sus tendencias creativas,
común a todos los seres humanos, en una determinada producción
artística, científica (Valedón: 2002).
Si
bien el psicoanálisis es un método viable y eficaz para explicar el
acto creativo y desentrañar el significado de símbolos e imágenes
que proveen los sueños nocturnos, hay sin embargo, otro camino del
que emergen transfigurados los recuerdos y las vivencias. Son los
sueños diurnos o momentos de ensoñación poética.
La
naturaleza es como un libro abierto inagotable, un libro de la
sabiduría o libro de las criaturas, que se presenta a los ojos del
ser humano, en su majestuosa belleza y en la profundidad misteriosa
del universo inalcanzable.
En
todos los tiempos la naturaleza ha sido fuente de imágenes
sensibles, de sensaciones únicas que luego el poeta, con el
lenguaje, traduce en poesía. El Poeta es un hombre inspirado y en
este sentido, es un vate, un adivino, un hagiógrafo, que escribe al
dictado de una revelación o de una intuición intelectual.
Para
Martin Heidegger la poesía es el lenguaje en plenitud que expresa la
relación del hombre con la totalidad de lo real y es el espacio
elegido por el Ser para revelarse. El poeta establece con la
naturaleza una relación profunda partiendo de un asombro inicial que
da paso a la ensoñación y que significa apertura al conocimiento y
al Ser. Luego intenta la transposición de la imagen sensible al
lenguaje, transformando esa recepción en creación. El libro de
Gastón Bachelard, Poética
de la ensoñación, trata
abundantemente el tema de la contemplación poética. Bechelard
ha puntualizado que la poesía no es un arte de representación sino
de transfiguración de toda realidad objetiva en función de un
encuentro con el Ser
(Maturo, 2008).
No
es fácil tratar de explicar lo inexplicable. La poesía como
emanación del inconsciente o como producto de la ensoñación es
misterio, es sentimiento, es pensamiento. Las imágenes brotan de un
pozo profundo donde los recuerdos y la nostalgia dictan versos que
sólo el poeta escucha. La infancia lejana aparece en retazos de
caminos, en voces apagadas y distantes pero que iluminan el instante
poético. El poeta es el visionario y el artífice que intenta con la
palabra transmitir esas llamadas, esos encantamientos deslumbrantes
del cosmos y del mundo interior del alma del poeta. Impresiones y
recuerdos de infancia, dolores del sufrir humano, miedos a los pasos
infinitos del tiempo amenazante, angustias, esperanzas y alegrías,
todas tienen voces que el poeta escucha y transforma en poesía.
En
1896, le pidieron a un poeta alemán, llamado Hugo Von Hoffmansthal,
que diera una conferencia sobre el acto creativo de la poesía, y
dijo:
Me
han invitado a venir para que les hable de un Poeta. Pero no puedo
contarles nada que no puedan contarle sus poemas, ni sobre él, ni
sobre otros poetas, ni sobre la poesía en sí. A quien menos debe
preguntársele qué es el mar, es a los peces. Lo más que pueden
decirnos es que no es de madera.
El
poema que cito a continuación, aparece en mi libro En
el corazón del vértigo
y dice:
Lejanas
voces
En
el campo de yerba
Entre
mi corazón
Y
el infinito.
En
el que creo, se sintetiza lo que he querido decir con el misterio y
lo inexplicable del acto creador.
La
visión de un paisaje provoco una emoción de la que surgió la
imagen que se convirtió en poema:
Pinceladas
de sombras
En
el acantilado,
Olas
moribundas
En
el lienzo roto.
Un
canto de luto
Baja
de los cerros,
Sombras
de la muerte
Caminan
descalzas.
O
como digo en este otro poema:
Vigilia
de los astros,
Raíces
de luna
En
la simiente de la noche,
Cristal
tallado por los días,
Penumbra
de pájaros dormidos
En
las aguas del origen.
Dice
Graciela Maturo: El
poeta es aquel sujeto especial que en medio del ruido mundano busca
un apartamiento frecuente o temporario para ejercer una actividad de
características singulares. Practica, en efecto, un cierto
extrañamiento con relación a la habitualidad del vivir y el
conocer, dejando de lado las rutinas mentales. Los poetas y teóricos
de la vanguardia europea o americana hablaron de la desautomatización
del pensamiento. Traspasando la superficial incorporación sensorial
del entorno el poeta ejercita una mirada nueva. Su visión supera la
inmediatez de lo vivido, su horizonte se amplía hacia la infinitud
(Maturo,
2008).
Amanece
y el paisaje inunda la mirada. El sol estalla en llamaradas que
suspenden el alma en un sentimiento indescriptible. Pienso en Dios,
en el milagro de la creación, en ese espejo de luz naciente en el
que me hundo en un ensimismamiento mágico, en un placer imprevisto y
cuando el rojo ardiente y el amarillo intenso van desapareciendo y el
viento de los árboles calma mi espíritu en éxtasis, es el momento
en que escribo este poema:
De
nuevo la agonía
De
la llama enloquecida,
Las
palabras se confunden
Y
en la penumbra del alba
Como
una sombra me alejo,
Herida
de silencio.
En
el poema del libro Hojas de Hierba del poeta norteamericano Walt
Whitmann que se titula: Juventud, Día, Ancianidad y Noche, él dice:
Juventud
amplia, lozana, tierna; juventud llena de gracia, fuerza,
fascinación,
¿Sabes
que la ancianidad podría venir detrás de ti con la misma gracia,
fuerza
y fascinación?
Día
florido y espléndido-día del sol inmenso, la acción, la ambición.
La
risa.
La
Noche te sigue de cerca, con millones de soles, y sueño y oscuridad
reconfortante.
Son
los versos que nos hablan de las etapas de la vida con entusiasmo,
con alegría, sin angustia ni desesperación ante la Noche que
amenaza. El tema de la finitud agobia y asusta y cada poeta, según
su estilo, alguna vez lo aborda en versos de mayor o menor
tragicidad, con mayor o menor reflexión. Recordemos ahora los versos
de Rubén Darío en Lo Fatal cuando dice:
Dichoso
el árbol que es apenas sensitivo,
Y
más la piedra dura, porque ésta ya no siente,
Pues
no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo
Ni
mayor pesadumbre que la vida consciente.
Ser,
y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
Y
el temor de haber sido, y un futuro terror...
Y
el espanto seguro de estar mañana muerto,
Y
sufrir por la vida y por la sombra y por
Lo
que no conocemos y apenas sospechamos,
Y
la carne que tienta con sus frescos racimos
Y
la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,
¡
y no saber adónde vamos,
Ni
de donde venimos…!
Son
dos biografías y dos maneras diferentes de enfrentar el destino
trágico de la vida. La poesía es ocultamiento y es revelación, es
ausencia y presencia. El lector sabrá entender lo que el poeta
expresa a través de un lenguaje que unas veces puede ser hermético,
con sombras y laberintos en los que se puede perder; en otros casos
el poeta se revela con más sencillez, prescindiendo de artificios y
de adornos innecesarios. Es la poesía desnuda en la que muchos
poetas se han empeñado como Juan Ramón Jiménez o Rafael Cadenas,
solo para citar algunos. La literatura se nutre de la realidad, de
hechos vividos y de hechos imaginarios; las imágenes de la poesía
pueden surgir de los túneles de la memoria, de la ensoñación ante
la belleza natural, de la reflexión filosófica, de emociones
diversas, del amor y del dolor. A través del tiempo la poesía ha
sido etiquetada de diversas maneras. La poesía amorosa de tipo
religioso y profano fue en los primeros tiempos de la Humanidad, pero
la poesía ha sido siempre fuente de placer y de entusiasmo para el
lector sensible que sabe reconocer la nueva mirada con que el poeta
nos acerca a la realidad desde la más sublime hasta la más prosaica
y cotidiana. Es el saber decir, es el juego de palabras sugerentes y
capaces de crear un ritmo y una musicalidad esenciales, el ritmo
interior, la cadencia y la armonía. La poesía puede ser explícita
como un cuadro hiperrealista pero puede ser sugerencia, poblada de
símbolos y metáforas y de otros recursos lingüísticos. A veces
la poesía es revelación y otras veces es silencio. El lugar propio,
natural de la palabra poética es el silencio y su aparición es una
ascensión del silencio profundo al de arriba. Recordemos a Bécquer
que para definir la poesía hablaba de múltiples imágenes
apretujadas que luchaban por hacerse visibles, para tomar cuerpo.
En
cada época ha predominado una forma de escribir, un estilo, una
concepción del acto creador que ha recibido diversas denominaciones
como estilo clásico, renacentista, barroco, realista y naturalista,
neoclásico y romántico, surrealista e impresionista. El modernismo
fue un movimiento liberador y el surrealismo fue un movimiento
subversivo; luego la poesía ha seguido su camino de búsquedas, de
decires comprometidos con la vida y con el mundo siendo lo que
siempre ha sido un ascenso a lo sublime, un intento de decir lo
inefable, de nombrar lo innombrable con el recurso del lenguaje y la
imaginación creadora. El poeta crea mundos, realidades diferentes y
trasciende lo inmediato y lo cotidiano poetizando el vivir y soñando
el futuro.
La
poesía es infancia y pasado. En todos los poetas, así como en todos
los seres humanos, la infancia ha sido determinante y un factor
singular que determina o influye de manera decisiva en la futura
personalidad del individuo. Recuerdos amargos de la infancia,
maltratos y sufrimientos pueden provocar traumas y desequilibrios
posteriores. Momentos felices de la infancia iluminan versos de
muchos poetas.
Yo
encontraba momentos placenteros en mi infancia viendo caer la lluvia
y oyendo el sonido del agua en el techo de mi casa andina. Las
montañas cubiertas de neblina en las mañanas frías de Diciembre me
parecían castillos encantados poblados de reyes y princesas y las
muñecas tenían vida propia y con ellas me sumergía en sueños sin
fin. No escribía pero inventaba relatos que tenían un auditorio
garantizado todos los días, cuando salía de la escuela, al reunirme
con un grupo de compañeras en la casa de una de las amigas.
Escuchaban cuentos de aventuras, de viajes imaginarios por países
exóticos llenos de nieve o poblados de indómitas selvas. Desiertos,
montañas, noches de luna amenazadas por vampiros, todo cabía en
aquellos cuentos de mi niñez.
Al
estudiar Bachillerato comencé a conocer los nombres de escritores
importantes y a leer novelas y poesía. Mi madre era una gran
lectora y había comprado una colección de libros de autores
venezolanos que yo también leía. Más adelante en la Escuela de
Letras tuve excelentes profesores y amplié significativamente el
conocimiento de la literatura. Con la lectura de los poetas del
siglo de oro español me fui entusiasmando cada vez más pero no
podría decir que fue sólo con ellos. La poesía de la Generación
del 98 y del 27 español me resulta imprescindible. Pero es que en
esos años descubrí y leí tantos autores y poetas nacionales y
extranjeros y de diferentes movimientos literarios que me llené de
poesía y empecé a escribir sólo para mí.
En
los años felices de estudiante universitaria el amor desplegó todos
sus hilos y Ángel y yo, desde entonces, hemos continuado tejiendo
nuestra vida con hijos y nietos y poemas.
Escuché
las voces de la memoria y recuperé a mis padres, a mi familia, a mi
casa de la infancia, a la maternidad sagrada a través del lenguaje
poético.
El
tiempo transcurre como un río indetenible. Los sucesos ocurren unos
tras otros. Alegrías y dolores van de la mano y la vida siempre está
aquí paraqué sigamos descubriendo la belleza de la Naturaleza, la
grandeza del Universo, celebrando el nacimiento de una idea y de un
nuevo conocimiento, disfrutando de las maravillas de un nuevo
amanecer sin perder la esperanza en un mundo más justo , más
fraterno y más hermoso.
La
poesía es un misterio que nace del misterio de la propia vida que
está hecha de vigilias, sueños, deseos e infortunios; de allí que
Borges dijera, de la desdicha de mi vida nace la fortuna de mi
escritura. El poeta es asumido de muchas maneras, inspirado por las
Musas, demiurgo o intermediario entre los Dioses y los hombres,
creador de mundos escindidos entre el cielo y el infierno, en fin, la
poesía es misterio del misterio, ciencia inútil pero imprescindible
para seguir viviendo y soñando. Por eso recordemos el concepto de
cultura que dice que cuando nada quede lo único que quedará es lo
que el ser humano haya creado: obras de arte, ciencia, arquitectura,
poesía.
Estamos
brindando, en este Festival, un homenaje a la poesía y a los poetas
de todos los tiempos y lugares. La vida nos interpela continuamente
y nos pide que seamos seres comprometidos para trabajar por un mundo
mejor. La poesía es nuestro camino donde confiamos labrar un
mensaje de amor y fraternidad y donde la belleza de la palabra y del
sueño poético regocijen el espíritu y aviven la esperanza.
La
poesía genera un sentimiento inexplicable de tristeza y de
alegría. Una música tenue, de queda melodía nos sumerge en una
atmosfera de silencio y soledad, en una melancolía de sombras,
cuando leemos los versos de César Vallejo de su poema Agape:
Hoy
no ha venido nadie a preguntar;
Ni
me han pedido en esta tarde nada.
No
he visto ni una flor de cementerio
En
tan alegre procesión de luces.
Perdóname,
Señor: que poco he muerto!
En
esta tarde todos, todos pasan
Sin
preguntarme ni pedirme nada.
Y
no se que se olvidan y se queda
Mal
en mis manos, como cosa ajena.
He
salido a la puerta,
Y
me da gana de gritar a todos:
Si
echan de menos algo, aquí se queda!
Porque
en todas las tardes de esta vida,
Yo
no sé con que puertas dan a un rostro,
Y
algo ajeno se toma el alma mía.
Hoy
no ha venido nadie:
Y
hoy he muerto que poco en esta tarde!
Lilia
Boscán de Lombardi
Bibliografía
Boscán
de Lombardi, Lilia: “En el Corazón del Vértigo”. Colección El
Aleph. Ediciones Astrodata, 2008.
Freud.
Sigmund: “Psicoanálisis del Arte”. Alianza Editorial. Madrid,
1970.
Freud.
Sigmund: “El creador Literario y el Fantaseo” en Obras Completas.
Amorrortu. Buenos Aires, 1908.
Freud.
Sigmund: “Un Recuerdo Infantil de Leonardo Da Vinci” en Obras
Completas. Amorrortu. Buenos Aires, 1910.
Maturo.
Graciela: “Los Trabajos de Orfeo, Experiencia y Lenguaje de la
Poesía”. Editorial del Universidad Nacional de Cuyo, Argentina,
2008.
Rubén
Darío: “Poesías Completas”. Editorial Aguilar. Madrid, 1961.
Valedon,
Carlos: “Psicoanálisis y Creación Literaria. Lugar de Encuentros.
Editorial Texto, Caracas, 2002.
Vallejo
Cesar: “Los Heraldos Negros”. Editorial Losada. Buenos Aires,
1966.
Whitmann,
Walt: “Poesía Completa”. Editorial Libros Rio Nuevo. Barcelona,
España, 1980.
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