Carlos
Fuentes (Panamá 11 de noviembre de 1928 – México, D.F., 15 de
mayo de 2012), forma parte de la generación de escritores
Latinoamericanos que sacudieron con sus obras, el ámbito cultural de
la región y del mundo en los años 60 del siglo XX, constituyendo lo
que se llamó “el boom de la literatura latinoamericana”. Son
escritores que superaron la escritura realista de la narrativa
regionalista e indigenista imperante en la literatura
latinoamericana durante las tres primeras décadas del siglo XX.
Algunos autores como Vicente Huidobro habían empezado a experimentar
con nuevas técnicas narrativas y novedosos recursos formales. James
Joyce, en el Ulises,
introduce el monólogo interior que será asumido por muchos de
nuestros narradores. Se producirán cambios fundamentales en la
estructura narrativa, en el punto de vista del narrador, en el manejo
del tiempo y el espacio y es notorio, la experimentación con el
lenguaje.
En los
años cuarenta sobresalen las figuras de Jorge Luis Borges, Bioy
Casares, Miguel Angel Asturias, Agustín Yáñez, Ernesto Sábato y
Alejo Carpentier.
La
renovación continuará con otros escritores como Juan Rulfo, Juan
Carlos Onetti, Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes y José
Árguedas.
La
consolidación de la nueva narrativa sucede en la década de 1960 el
gran momento del “boom”, en el que muchos escritores se
convierten en ganadores del Premio Biblioteca Breve que concedía la
Editorial Española Seix Barral. La literatura Latinoamericana
alcanza una gran popularidad a nivel mundial y se producirán
numerosas ediciones y traducciones en diversas lenguas de obras como
La Ciudad y Los Perros de
Mario Vargas Llosa; Cambio
de Piel de Carlos Fuentes; La
Muerte de Artemio Cruz también de Carlos
Fuentes; La Traición de Rita Hayworth de
Manuel Puig; Tres Tristes Tigres de
Guillermo Cabrera Infante; Cien Años de
Soledad de Gabriel García Márquez; Rayuela
de Cortázar; Sobre
Héroes y Tumbas de Ernesto Sábato y muchas
más.
En la
nueva novela latinoamericana se ofrece una visión de la realidad,
que sin dejar de contener los grandes problemas sociales, es poética
y mítica a través de situaciones, tipos y lenguajes que trascienden
los límites de lo local. Lo fundamental estriba, en que de una
literatura documental se ha pasado a una literatura de denuncia
social o preocupaciones ontológicas y filosóficas pero en la que
juega un papel importantísimo, más que la trama narrativa en sí,
el manejo del lenguaje con el que se crea una nueva realidad, un
espacio para lo real, a través de un mito en el que se puede
reconocer tanto la mitad oculta, pero no por ello menos verdadera de
la vida, como el significado y la unidad del tiempo disperso. La
novela es mito, lenguaje y estructura. Al ser cada uno de estos
términos, es simultáneamente los otros dos.
En
cualquiera de estos escritores está probada, no solo la vocación
literaria, sino la dedicación entusiasta al oficio de escribir.
Algunos son autores de pocas obras como Juan Rulfo o Ernesto Sábato,
tan geniales que con esas pocas obras, ocupan un lugar preponderante
en la narrativa universal; y otros, como Carlos Fuentes, que publicó
numerosas obras y es considerado uno los grandes escritores de
Latinoamérica y del mundo. Ganó numerosos premios nacionales e
internacionales, fue Profesor Universitario de prestigiosas
universidades y recibió la distinción de Doctor Honoris Causa por
Universidades como Harvard, Cambridge y la U.N.A.M. También fue
Miembro Honorario de la Real Academia de la Lengua y Embajador de
México en Francia en 1975, cargo al que renunció dos años después
por no estar de acuerdo con el nombramiento de Embajador de México
en España, del Expresidente Díaz Ordaz.
Carlos
Fuentes es autor de numerosas novelas entre las que vale la pena
mencionar: La región más transparente
(1958); Las buenas
conciencias (1959); La
muerte de Artemio Cruz (1962);
Aura (1962); Zona
sagrada (1967); Cambio
de piel (1967); Terra
Nostra (1975); Gringo
viejo (1985); Instinto
de Inez (2001); La
silla del águila
(2003); Federico en su
balcón (2012), solo
para citar algunas. Escribió
además numerosos Relatos y Cuentos, Ensayos y cinco Obras de Teatro;
otra faceta importante en su vida es la vinculación con el cine.
Tuvo la experiencia de compartir con su padre, el Lic. Rafael
Fuentes, la afición cinematográfica. Vieron juntos numerosas
películas, y no le fue difícil incursionar en ese mundo, como
guionista y crítico cinematográfico, firmando sus ensayos y
críticas con el pseudónimo Fósforo II (nombre que Alfonso Reyes y
Martin Luis Guzmán utilizaban cuando eran cronistas cinematográficos
en España).
A Carlos
Fuentes le tocó vivir la experiencia de conocer la cultura de
diversos países en los que vivió por la circunstancia de que su
padre fue Diplomático, de allí que su infancia la vivió en
diversas capitales como Montevideo, Rio de Janeiro, Washington D.C.,
Santiago de Chile, Quito y Buenos Aires. Aunque los veranos los
pasaba en México, fue a los diez y seis años cuando se estableció
allí y donde cursó los estudios de bachillerato en el Colegio
México de la ciudad de México. Después se graduó en Leyes en la
Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y en Economía en el
Instituto de Altos Estudios Internacionales de Ginebra. En esa época
de estudiante hacía Criticas Cinematográficas en los periódicos
universitarios a partir de 1954 hasta 1956. Escribió guiones para
numerosas películas pero su primera incursión como guionista fue
propiciado por el productor Manuel Barbachano Ponce en la película
El Gallo de Oro dirigida
por Roberto Gavaldón en el año 1964 y que fue una adaptación
hecha, junto con Gabriel García Márquez, de la novela corta
homónima de Juan Rulfo. Para finales de ese año se convocó al
Primer Concursó de Cine Experimental por el Sindicato de
Trabajadores de la Producción Cinematográfica y Carlos Fuentes,
participó con dos proyectos: Los bien
amados/Un alma pura (1965), según cuento
homónimo de Carlos Fuentes de su libro Cantar
de ciegos. Estuvo dirigida por Juan Ibáñez.
El otro proyecto con el que participó tenia por nombre Amor
Amor Amor / Las dos Elenas, cinta ganadora
del 3er lugar, un film corto basado en su cuento homónimo y dirigida
en 1964 por José Luis Ibáñez quien también dirigió Las
dos cautivas basada también en una historia
de Carlos Fuentes. Igualmente escribió el guión de la película
Tiempo de Morir (1966)
junto con García Márquez y dirigida por Arturo Ripstein y el guion
de Pedro Páramo, adaptación
que hizo con Carlos Velo, de la obra fundamental de Juan Rulfo,
siendo el Director Manuel
Barbachano Ponce en 1967. Hay otros guiones escritos por Carlos
Fuentes, como el de la película Ignacio
(adaptación de un Cuento de Juan Rulfo,
1975). El mexicano Juan Ibáñez filmó en 1965 Un
Alma Pura y Sergio Olhovich filmo Muñeca
Reina en 1972, y en 1988, Orlando Merino
realizó el mediometraje Vieja Moralidad.
Estas tres películas se basan en relatos
homónimos de Fuentes de su libro Cantar de
ciegos, también colaboró en el guion de la
película Bajo el Volcán de
Lowry que tendría un gran reparto: Jeanne
Moreau, Richard Burton y Peter O´Toole.
También fueron adaptadas algunas de sus obras por realizadores
extranjeros: La bruja de amor (La Strega en
amore) 1966, sobre la novela Aura
dirigida y adaptada por Damiano Damiani; y
Gringo Viejo (Old Gringo) 1988,
dirigida por Luis Puenzo.
La
relación de la literatura y el cine ha existido siempre a lo largo
del tiempo. Muchas obras de Fuentes se convirtieron en películas;
además de las ya nombradas, también su novela La
Cabeza de la Hidra fue filmada en 1981,
dirigida por el director mexicano Paul Leduc con el titulo Complot
Petrolero y guion de Fuentes. Gringo
Viejo fue filmado por el argentino Luis
Puenzo en 1989 y no tuvo el éxito esperado. Fue también el autor
del guion de la película ¿No oyes ladrar los
perros? (1974) y Los
Caifanes (1966), dirigida por Juan Ibáñez.
Hay un guion que Fuentes y Carlos Monsiváis escribieron para Luis
Buñuel: Una parodia del melodrama de la época de oro del cine
mexicano, con Sara García, Marga López, Fernando Soler y Libertad
Lamarque. También fue director junto con Héctor Casillas en el
cortometraje Enigma compartido (1974)
que participó en el Primer Festival del Cine Erótico (1974). En la
película México, México. Soy México,
dirigida por Francois
Reichenbach (1965), el texto y la narración
es de Carlos Fuentes.
Cabe
destacar un hecho significativo de la biografía de Carlos Fuentes.
Si el cine fue importante en su vida, animada esta afición por su
padre, no menos importante es el vínculo que mantuvo con figuras
destacadas del cine, como actores, productores y directores como Luis
Buñuel y actrices como María Felix, cuya vida pudo haber inspirado
la historia de la novela Zona Sagrada. También
hay que señalar la relación amorosa que tuvo con la actriz
norteamericana Jean Seberg quien es la inspiradora de la novela Diana
o la Cazadora Solitaria. Esta artista fue la
protagonista de la película Juana de Arco,
dirigida por Otto Perminger (1957).
También actuó en otras películas como
Bonjour Tristesse, adaptación
de la novela de Francoise Sagan; Al Final de
la Escapada de Jean Luc Godard
en la que actuó junto a Jean Paul Belmondo.
También actuó en Lilith
(1964) con Warren Beatty y en La Leyenda de la
Ciudad Sin Nombre (1969) con Clint Eastwood y
Lee Marvin. La novela de Fuentes, Diana o la
Cazadora Solitaria, es una novela
autobiográfica donde narra su relación con la actriz.
Cabe
también destacar la relación de amistad con uno de los más famosos
Directores del Cine Español: Luis Buñuel. En el libro Personas,
publicado por Alfaguara en abril de 2012,
Fuentes dedica un largo capítulo a su admirado Director. Cuenta que
lo visitaba semanalmente, los
viernes de 4 a 7, en la casa de Buñuel de la calle Félix Cuevas,
mientras duró su estadía en México. Eran encuentros muy
enriquecedores para ambos. Fuentes conoció el nombre de algunas de
las novelas que a Buñuel le hubiera gustado filmar como El
Egoísta, de Meredith, autor Inglés de la
época Victoriana; Cumbres Borrascosas
que sí fue filmada en 1954, en la que usó como única vez, un tema
musical, en este caso El
Tristan de Wagner;
Jude, el oscuro de
Thomás Jardi, novelista y poeta Ingles. Fuentes recuerda que iban
juntos al cine y la admiración de Buñuel por directores como
Fellini y Kubrick. Fuentes haces un magnífico estudio de Buñuel
evocando su origen español, pues nació en Calanda, pequeño pueblo
de Aragón en el año de 1900 y murió en México en 1983. Escribe
sobre la pertenencia de Buñuel al movimiento surrealista y la
realización, junto con Salvador Dalí, de su película surrealista:
Un perro andaluz. En
el ensayo, Fuentes no solo informa sobre las películas realizadas
por Buñuel en México sino en otro lugares como España y Hollywood,
profundizando en ellas y dando una interpretación de las mismas
apoyándose en el conocimiento de la biografía y de la personalidad
de Buñuel y ayudado por la vasta cultura cinematográfica y la
capacidad como guionista y director de cine que tenia Fuentes.
Escribe sobre historia de películas de Buñuel tan famosas como La
Edad de Oro, tremendista y provocadora
película que causó rechazo y escandalizó a gran parte de la
sociedad. En Paris se prohibió la proyección de la película
durando su censura hasta 1966. La etapa mexicana del director español
está perfectamente analizada por Fuentes destacando la relación
cine y religión, la circunstancia de la creación de las mejores
películas, las características estructurales, la intención del
director y las características estilísticas. Cuenta que el
productor Oscar Dancingers trajo a Buñuel a México y lo puso a
dirigir una película, Gran Casino o En el
viejo Tampico con Meche Barba, Jorge Negrette
y Libertad Lamarque. Dirigió una gran película, Los
olvidados, donde con desnudo realismo se
muestra la crueldad de la pobreza. Con esta película, Buñuel ganó
La Palma de Oro en el Festival de Cannes y Fuentes recuerda, que
siendo estudiante en la Escuela de Altos Estudios Internacionales
en Ginebra, vio en un Cine Club, La Edad de
Oro y Las Hurdes, siendo
éste, un documental sobre esta región pobre
y aislada de España. La anécdota es que anunciaron al comienzo de
la proyección de las películas, que eran de un cineasta surrealista
maldito, muerto durante la guerra de España. Fuentes dice que ante
tal error, el levantó la mano e hizo la corrección que correspondía
hacer. Otras películas que Fuentes considera notables de Buñuel,
filmadas en México son: El (1953), una
obra maestra que por su contenido y la actuación patológica del
personaje (Arturo de Córdova) era usada por Jacques Lacan en la
Universidad de Paris, al comienzo de su cursó de patología sexual.
Otra obra maestra que Fuentes destaca en esta etapa mexicana de
Buñuel es Nazarín
(1958); Ensayo de un Crimen
1955, Robinson Crusoe
1952; y la mas buñuelesca de sus películas mexicanas El
Ángel Exterminador 1962. Dice Fuentes:
“Maravillosa fabula del encierro, fabulosa critica de la voluntad”.
Fuentes es el conocedor de cine que presta su inteligencia y su
cultura al oficio de escribir crítica cinematográfica sobre obras
de Buñuel tan famosas y complejas como Viridiana,
filmada en España en 1961; Bella
de día (1967); Diario
una recamarera; Ese
oscuro objeto del deseo; El discreto encanto de la burguesía; El
Fantasma de la Libertad. Un libro sobre
cine que tenía proyectado Carlos Fuentes, se llamaría Pantallas
de Plata en el que se proponía a hablar con
mayor detenimiento de la etapa mexicana de Buñuel y del cine
mexicano en general, del cual era un entusiasmado admirador.
En el
año 1992 fue filmada Aura sobre
la novela homónima de Carlos Fuentes, dirigida por Ana Lilia Soria
Radilla y guión de la misma directora. Y en 1995, Lorena M.Parlee
dirigió la película México con
guión de Carlos Blanco Aquinaga basado en una selección de textos:
Chilam Balam, Códice Florentino, de Carlos Fuentes.
Carlos
Fuentes es un humanista Integral que escribió no solo textos de
novelas, cuentos, obras de teatro y una ópera, sino también guiones
y argumentos cimatograficos como lo hemos dicho anteriormente. En el
cine y la Literatura la imaginación, nutrida por la realidad, crea
otra realidad, la de la ficción, y si en la novela, está presente
el lenguaje de los signos, en el cine los lenguajes son varios y
todos los signos se unen para crear la obra de arte que conmueve y
apasiona y Carlos Fuentes es uno de los grandes escritores que vivió
apasionado por la creación de sus propias ficciones y por la magia
del cine.
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